Llamada la ciudad roja -por la rojez de sus edificicaciones más antiguas- se caracteriza entre otras cosas por ser el inicio del Canal du Midi, se trata de una vía navegable construida en el s.XVII que une la ciudad de Toulouse con el Mar Mediterráneo. El Canal es uno de los principales puntos de interés de la zona ya que se organizan todo tipo de actividades alrededor del canal.
Otro de los atractivos de la ciudad son los múltiples monumentos e iglésias como por ejemplo la Eglise des Jacobins, impresionante por sus 8 columnas interiores de 28 m de altura que sostienen la nave principal formando una iglésia de un único espacio con una gran sensación de amplitud gracias a su elevada altura. La característica más celebradada es la forma de terminación de palmera de cada columna dando un aire muy moderno para una edificación de los siglos XIII-XIV.
En estas fechas nos encontramos con el tradicional mercado de navidad situado justo en el centro de la ciudad en una amplia plaza llamada Place du Capitole.
Repleta de paradas navideñas tan acogedoras como variopintas, nos podemos encontrar desde instrumentos musicales tan arcaicos como tradicionales haciendo sonar -como no- la La Marseillaise...
...hasta un Papá Noel afrancesado con una barba muy postiza...
...o unos tentadores crêpes a los que es difícil resistirse y más si esa tentación viene acompañada de tanta simpatía.
Siendo la oferta tan variada es difícil que nada despierte el interés del visitante.
Las atracciones temporales conviven con las permanentes y tratándose de una ciudad francesa es fácil encontrarse con los típicos carrouseles...
Debe ser una costumbre muy típica ya que en la gran mayoría de ciudades francesas que he visitado o he estado de paso siempre me he encontrado con al menos uno.
En este caso sirve para que los niños se puedan entretener mientras sus padres distraídos se comen los deliciosos crêpes o gofres que se podían adquirir en "demasiadas" paradas.